Manuel Mata: “Más allá de divertirme con la literatura, la considero una tarea esencial”



El creador gallego, XIX premio Gloria Fuertes de poesía joven y III premio de poesía Irreconciliables, no teme traspasar los confines del poema para abordarlo desde otros campos artísticos.


Describir demasiado el arte es restarle sentido. Si no lo comprendes es tu problema; a lo mejor es el arte el que no te entiende a ti. Además, la realidad es absurda. Alejandra Pizarnik dijo que «la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos», pero si miras durante demasiado tiempo el centro de una rosa puedes perderte. 

Estas frases son lo primero que me viene a la cabeza una vez terminada la conversación con Manuel Mata Piñeiro. Cuando el artista gallego se desconecta de la videollamada también pienso en las palabras que le dedicó Alejandro Marín, uno de sus editores. «Manuel Mata es un perro muy particular. De esos de campo, sin collar, que no muerde si te acercas y lo tocas un poco pero mejor no te fíes ». Creo haber tenido el tacto suficiente como para haber logrado acariciarle el lomo, aunque este buen salvaje ha tardado poco en darme la espalda y volver bajo su árbol favorito en Vilagarcía de Arousa, donde reside.

«Una de las ventajas de enfrentarte a la creación literaria habiendo estudiado bellas artes es que encuentras distintas vías para referirte a una misma cosa » , explica el poeta. Desde que terminó sus estudios y se especializó en arte contemporáneo -habiendo recolectado influencias a su paso por Islandia, Portugal, Alemania y Francia- comprendió que la hibridación es una caracterítica inherente a toda creación artística actual. Su primer poemario El buen salvaje (Ediciones Torremozas, 2018), resultó ganador del XIX premio convocado por la Fundación Gloria Fuertes y la editorial Torremozas. Fue como si la genial escritora hubiese confirmado el espíritu literario de Manuel Mata. La poesía también sirve para jugar, para remover la realidad, desenmascarar sus sentidos aparentes. 

Su segunda creación literaria, el libro de relatos El abecedario de una rosa (Editorial Dieciséis, 2019) contiene esa mirada especial, continúa en la línea de hacer evidente lo escondido y viceversa. En el relato Llora para mí, Banshee sobrevive gracias a “subnormales” que le donan dinero vía streaming para que se quite la ropa y se masturbe. “La premisa número uno es que Banshee está sola”, reza el inicio del relato. Pero está por ver cuál de las dos partes implicadas en la videollamada se aprovecha de la otra. Al respecto, Manuel mata comenta:  « Hay cierto perfil de ciudadano, con cerebro unicelular, que reduce toda la existencia de las personas que se dedican al ámbito del trabajo sexual a eso, únicamente. Me parece triste. Creo que como sociedad estamos pasando por alto la riqueza en la intimidad de estas personas. Son realidades y cotidianidades tan ricas como cualquier otra ».

Tiene la certeza de que deberían estar hablando como hacen los amigos en las películas. Pero sus vidas no son una paja mental de Wes Anderson y el otoño no es una taza de té y un jersey de lana marrón en una cabaña de Buffalo.

El Abecedario de una rosa, Manuel Mata


El escritor relaciona el carácter de los relatos contenidos en este libro con algunos de los supuestos esenciales del realismo sucio, como la cotidianidad, la primera persona como eje fundamental de la narración y la defensa de la marginalidad, que « no existe por sí misma, sino que la creamos nosotros como sociedad », explica Manuel Mata. Precisamente, el escritor estaba interesado en los fundamentos de esta corriente americana y por ello la eligió para sus estudios de doctorado. «La intención de mi tesis era trasladar los fundamentos del realismo sucio para ver si se podían interpretar desde otros campos del arte contemporáneo», explica Manuel Mata. Al término de la misma, comisarió una exposición titulada La Esencia Caliente, en la que escogió a cuatro artistas de su generación que consideró herederos del realismo sucio, pero que habían superado algunos lastres de esta corriente, como la misoginia de Bukowski. 


Obra incluida en La esencia caliente. (Sala X. Pontevedra, 2019-2020)



Obras incluidas en la exposición La esencia caliente.

El más reciente de los reconocimientos de Manuel Mata Piñeiro lo ha obtenido el poemario Toda Hora (Editorial Cántico, 2019), reconocido en el tercer año del certámen de poesía Irreconciliables. Da la sensación de que, pese a contener mucho más del mundo íntimo del poeta, de sus percepciones más personales, la estela del realismo sucio sigue presente. Algunos poemas casi podrían ser un cuadro impresionista al estilo de Egon Schiele, o acompañar a las fotografías de Sophie Calle. Tal vez podrían ser recitados frente a una obra de Tracey Emin (los artistas citados despiertan la admiración de Manuel Mata y tienen un habitáculo en su imaginario), aunque el artista no se moja. «No me interesa mucho defenderme o explicarme o matizar», se defiende Mata Piñeiro, y añade, «A mí la simbología nunca me ha gustado. A veces parece que hay que estar explicando la literatura, dando defensas de por qué esto o por qué lo otro pero, tal como yo lo veo, la explicación es el poema o el relato». Por ello, cuando le insto a comentar mis poemas favoritos de Toda Hora, el poeta me manda educadamente a freír hortalizas. 



Un poema de Toda Hora (Editorial Cántico, 2019), Manuel Mata Piñeiro


Más allá de los certámenes, los reconocimientos o los festivales, la sensibilidad de un poeta se mide en el modo en que dirige su mirada al mundo y a los demás. O al menos así lo entiende Manuel Mata Piñeiro quien, pese a no sentirse parte de ninguna generación o grupo poético, no puede evitar dirigir una crítica a quienes utilizan el arte como medio y no como finalidad en sí misma. Pone como ejemplo de « listillo que se ha asentado en el circuito del arte para ganar dinero » a Damien Hirst, el artífice de ese tiburón en formol por el que los coleccionistas del mundillo se han peleado, apostando sus millones. « Lo interesante de un artista es que, pese a tener un discurso originado por sus estudios de arte, no deje de tratar temas personales o cotidianos », sentencia Manuel Mata.
«¿ Dónde están los conceptos enrevesados en Tracey Emin o Sophie Calle? Solo hay dos mujeres hablando de sí mismas, que han sabido labrar un discursos sin restarle humanidad », añade el poeta. 

Hacemos el amor en su sofá.
Noto como su voz atraviesa el techo. 


Manuel Mata, Toda Hora 
(versos pertenecientes al poema TODAS LAS GUERRAS EMPIEZAN AQUÍ)

Bart vendió su alma a Milhouse por cinco dólares.
No quiero quedarme vacío no sabía lo que tenía.

Manuel Mata, Toda Hora 
(versos pertenecientes al poema QUERIDO NIÑO)

La cama está deshecha
y mi corazón en silencio
como una campana
escondida.

Manuel Mata, Toda Hora
(versos pertenecientes al poema EL BESO)


El pasado 17 de octubre, Manuel Mata viajó hasta Málaga para participar en uno de las actividades programadas en el IX Festival Internacional de Poesía Irreconciliables. En el centro Pompidou frente a un  « Público dispuesto y entusiasta», según el artista. Mata recitó algunos de sus poemas de Toda Hora. Luego llevó a cabo un ejercicio de poesía combinatoria inspirado en el libro Cien mil millones de poemas, de Raymond Queneau. El público debía hacerse una pregunta, mentalmente, sin decírsela a nadie. Cada una de dichas preguntas correspondía, según un dispositivo que relaciona unos números con respuestas, a una frase que el poeta guardaba en un sobre. El resultado de leer respuestas inesperadas a preguntas íntimas constituyó una experiencia «Divertida» . Porque es la pasión la que impulsa la dedicación de Mata Piñeiro. «M e pongo como meta disfrutar leyendo y creando y, a partir de ahí, que surjan los cambios que haga falta » , explica, aunque matiza:  « Más allá de divertirme con la literatura, la considero una tarea esencial ».



Detalles de la obra Bansky (2015) de Manuel Mata

El artista gallego no duda en afirmar con rotundidad que la literatura está  «Muy viva». Se mueve, evoluciona, genera diálogos y nuevas relaciones con cada nuevo libro que sale a escena. « Creo que hay que desechar ese rollo de que la literatura es algo por lo que te tienes que esforzar. Yo cambiaría esfuerzo por la dedicación », declara el artista.  « Imagina que, en los colegios de Canarias, en vez de mandar Plenilunio o alguno de estos mazacotes, dejasen a los jóvenes leer Panza de Burro, de Andrea Abreu. Habría una gran ebullición y la gente empezaría a leer de verdad », asegura Manuel Mata. 

Una vez, en mitad de las lecturas de El abecedario de una rosa, me atreví a decirle a Manuel Mata que sus relatos me estaban gustando mucho porque eran « como puñetazos amistosos », pues recuerdo abordarlos con cierto resquemor, como si el aroma de una rosa fuese tan fuerte que quemase mis fosas nasales y terminase por embriagarme, dejando una sensación extraña de consciencia de estar viva. Él me respondio:  « jajajajaja ¿Nos estamos peleando entonces?». A quien lea esto, yo recomiendo que se deje morder y embriagar por la voz sugerente de Manuel Mata Piñeiro.

-Fotografía del autor (derch.) por Dennise Vaccarello.